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El insomnio

El sueño es un estado fisiológico de la persona, regulado por una glándula en la base del cerebro llamada pineal que produce una sustancia química, la melatonina. La producción y liberación de esta sustancia aumenta por la noche y disminuye en el día. Estas variaciones de la cantidad de melatonina regulan el llamado ritmo cardíaco del sueño-vigilia, que se adapta al horario solar. Como todo fenómeno humano normal, con una función específica, a lo largo de la vida del sujeto, el sueño puede variar en cantidad y calidad, en función de la edad, estado de salud y enfermedad, cambios fisiológicos vitales (pubertad, menopausia), etc.

En función de la edad, la estructura y el tiempo de sueño varían. Así, el recién nacido duerme aproximadamente dieciocho horas, un adulto joven una media de siete-ocho horas, un anciano alrededor de seis horas y media.

El insomnio repercute en el estado vigil del individuo por producir disminución de la concentración, falta de energía física y alteraciones del comportamiento y de las emociones (irritabilidad), que afectan de modo importante en su calidad de vida.

Este trastorno del sueño se da en una tercera parte de la población (30%) siendo más frecuente en los ancianos, las mujeres y en personas con enfermedades psiquiátricas. La mayoría de los casos de insomnio tienen un inicio agudo, coincidiendo con situaciones de estrés, y tienden a cronificarse en el 60% de los casos debido a factores comportamentales (mala higiene del sueño) y cognitivos (ideas y temores a no dormirse) desarrollados por el episodio del insomnio.

Las causas más frecuentes de insomnio son las alteraciones emocionales de carácter reactivo y las enfermedades psiquiátricas. En general, todas aquellas situaciones del individuo que se acompañan de intensa ansiedad, preocupación, tensión psíquica, angustia, miedo o tristeza. Estos insomnios tienden a cronificarse.

En segundo lugar están aquellas enfermedades o molestias de origen físico, que se acompañan de sensaciones molestas, que no le permiten la relajación previa al sueño o le despierta varias veces durante la noche. Ahí estarían aquellas enfermedades físicas que producen dolores, fiebres, sensaciones físicas desagradables como las parestesias, picores, hormigueos, etc.

En tercer lugar están los insomnios relacionados con la toma de sustancias. Los estimulantes (café, refrescos de cola, chocolate, etc.) tomados por la tarde-noche pueden producir insomnio de conciliación. El alcohol produce alteraciones del sueño con insomnio de mantenimiento (frecuentes despertares) y sueño superficial.

Conviene acudir a un especialista para que estudie el caso, realice las exploraciones necesarias, establezca un diagnóstico e indique el tratamiento adecuado.

Fuente: ABC Digital
16 de Abril de 2024

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